miércoles, 4 de mayo de 2011

Salud Pública: Alertan más corrupción en Torreón

Estilo pendenciero

Por: LUIS FERNANDO SALAZAR WOOLFOLK
ARCHIVO ADJUNTO

L A reacción del Secretario de Desarrollo Regional del Gobierno de Coahuila en la Laguna Miguel Riquelme Solís, en relación con los señalamientos que hace el Colegio de Arquitectos a la obra pública estatal, revela un estilo pendenciero que a la vez implica desprecio a la participación ciudadana.

Como es del conocimiento, el representante de los Arquitectos señaló la necesidad de que las obras que el Gobierno del Estado se planea realizar con recursos federales del Fondo Metropolitano el año en curso, sean licitadas conforme marca la Ley, ante el temor de que exista una predisposición a entregar el contrato a una empresa determinada de antemano.

La respuesta del funcionario no se hizo esperar en una doble vertiente. Por una parte aprovecha para denostar al presidente de los arquitectos al decirle que "se ponga a estudiar... en vez de hablar", y por otra confirma la justificación de la sospecha y la pertinencia del señalamiento, al reconocer: "nosotros (Riquelme) nos interesamos por una empresa de experiencia, especializada en desarrollo urbano como IDOM, cuya efectividad está probada en ciudades como Bilbao España...", y en seguida el funcionario agrega: "la verdad no queremos chafear, pero tendrá que entrar a la licitación...".

La declaración de Riquelme es increíble y afrentosa, porque sin hacer menos los méritos que pueda tener la empresa en mención, al manifestar con descaro su preferencia en favor de cualquier eventual participante en la licitación, da pie a la justificada sospecha del organismo ciudadano que al respecto lo interpela y lo que es peor, el funcionario se refiere al proceso de licitación pública como si fuera una calamidad a la que tiene que sujetarse sin remedio, en lugar de aceptarla y promoverla como base indispensable de cualquier política pública que se pretenda sana y transparente.

Lo más ofensivo es que Riquelme Solís acusa al Presidente del Colegio de Arquitectos de "... criticar y presionar para lograr contratos", lo que entraña una descalificación inadmisible, que llevada a rango de prejuicio universal, hace suponer que todo líder social lo único que busca es lucimiento para conseguir migajas de la autoridad. Lo anterior es consecuente con un gobierno que utiliza desde la asignación de los contratos de obra pública hasta los programas en favor de los pobres, con dobles intenciones de carácter político-electoral, y por ello el león piensa que todos son de su condición.

En todo caso el presidente de los arquitectos tiene derecho a exigir el cumplimiento de la licitación pública en tratándose de cualquiera obra de gobierno, con independencia de que sus agremiados o incluso él mismo aspire a una adjudicación sobre el particular, porque por una parte los procesos de licitación deben operar como garantía de transparencia en la asignación de los contratos y por otra, el Colegio de Arquitectos tiene por objeto el hacer valer los derechos de sus agremiados entre los cuales, se encuentra el de acceso a los contratos de obra pública conforme a derecho y en condiciones de equidad.

El proceder de Riquelme no deriva de un exabrupto, sino que corresponde a un estilo de gobierno pendenciero que deprecia la participación ciudadana y en cuanto a la obra civil delegada a particulares, se desenvuelve en forma arbitraria frente empresas contratistas a las que apacha o repudia a capricho y conveniencia, y los mismo les paga que no les paga y encima las trata con la punta del pie.

Sobra razón al representante de los arquitectos al cuestionar el proceder del Gobierno de Coahuila en cuanto a la ejecución de la obra pública en la región. Basta ver a nuestro rededor el desaseo que impera en la compra de los terrenos, así como en la licitación (o falta de ella) y ejecución de las obras de la megaplaza y el hipotético edificio de la presidencia municipal, para abrigar la más oscura de las sospechas.

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