miércoles, 24 de noviembre de 2010

Salud Pública: Objetivo análisis de Coahuila

La realidad de la política coahuilense

Jorge Arturo Estrada García.
Humberto Moreira es el político priísta de moda. Pero lo es, bajo la sombra de Enrique Peña Nieto. Su Quinto Informe fue diseñado para lucir a nivel nacional. Pero requirió de cifras maquilladas. El gobernador tiene la prerrogativa de designar a su sucesor. Pero, las cúpulas del PRI, le han objetado que sea su hermano.

Humberto tiene una gran posibilidad de ser el dirigente nacional del PRI. Pero, sólo si se sujeta a los candados. Puede ser figura política importante a nivel nacional, pero debe renunciar a la posibilidad de ser candidato presidencial.
La política es de circunstancias. Pero las circunstancias, también pueden construirse.

Lo dijimos hace muchos meses. Humberto tenía potencial para convertirse en figura nacional. La escasa estatura y el acelerado desgaste de los actuales personajes, era evidente. Su carisma y su facilidad para comunicar, podían seducir a audiencias más amplias.

Humberto pudo haberse consolidado como activo político sólido a nivel nacional, desde hace tiempo. Desde esa posición de fuerza, podía negociar de igual a igual. Ahora, ya no.

Sus colaboradores y asesores, lo menospreciaron. Y lo visualizaron sólo como uno más de los colaboradores, y comparsas de Peña Nieto. Nunca, como un protagonista. Ellos buscaban su permanencia en la política, en la vida fácil a costa del erario de Coahuila y los negocios personales.

Así, dejaron de trabajar para Humberto. Prácticamente lo dejaron solo. Sus afanes eran subirse al proyecto de Rubén Moreira. O fabricar sus propios proyectos. Han sido desleales, incompetentes y algunos, hasta traidores. Ahora, el gobernador debe aceptar candados, límites e imposiciones. Sólo así podrá desarrollarse políticamente, sin sobresaltos.

Al percatarse del crecimiento de Humberto en el plano nacional, regresan a adularlo y a alumbrarse de su estrella ascendente.
Humberto llena el perfil que busca el PRI nacional, para su dirigencia. Ellos requieren, un líder que sea factor de unidad, que domine lo electoral, y que se comunique bien con las bases.

Aunque también quieren que tenga el perfil fresco, de una nueva generación de priístas ganadores. Que se le perciba, alejado de los vicios del viejo PRI. Y ante todo, que no desentone con la imagen, que han construido para Enrique Peña Nieto. Y para el Nuevo PRI que pretende regresar a Los Pinos.

Hasta el momento, así se ha presentado al gobernador Humberto Moreira en la escena nacional. Pero, ya han surgido diversos cuestionamientos, sobre si realmente es un ejemplo genuino, de este Nuevo PRI. O es, un cuadro joven, con las viejas mañas.

El único pero, que se le ha puesto a Humber- to, es su intención de dejar a su hermano como candidato. Su aceptación inmediata, a someterse a los candados, le ha allanado mucho el camino.

Así, bajo el manto protector de Enrique Peña Nieto, el gobernador de Coahuila ha saboreado la calidez, y la adulación de los gobernadores, y de la clase política priísta.Y ha sido presentado como el mejor, para ocupar el CEN del PRI.

Humberto, en su Quinto informe, dio por terminada su gestión. Hizo del evento, una plataforma de lanzamiento y una ceremonia de despedida. Su gobierno trabajó sobre dos ejes:

-Obras públicas deslumbrantes y monu- mentales, para las clases medias acomodadas.
-Y extensos programas asistenciales y clientelares, para las clases populares.

Su visión de gobierno no fue la transforma- ción de Coahuila en el mejor estado del país. Su visión, fue la de convertir a su partido en la mejor maquinaria de ganar elecciones en México.

Por eso, entre los priístas es visto como el mejor prospecto para su dirigencia. Por eso, en el Quinto Informe hubo que recurrir al maquillaje de las cifras y a eludir los temas incómodos: La inseguridad, la debilidad de la economía y los problemas financieros, que son los grandes problemas que aquejan a la entidad.

Las policías de la entidad no están capacita- das, depuradas ni certificadas. En tiempos de Rogelio Montemayor, Coahuila era la entidad más segura del país. Con Enrique Martínez, una de las tres mejores. Ahora, con Jesús Torres Charles, caímos hasta el lugar número nueve.

Secuestros, extorsiones, asaltos, robos de vehículos, balaceras, asesinatos, son noticia común en las calles de nuestras ciudades.
La economía de Coahuila está estancada. No somos más competitivos. No se abrieron nue- vos clusters. Las cifras del desempleo son enor- mes. Se festejan 50 mil empleos recuperados, este año. Cuando se perdieron cerca de 60 mil el año pasado.

De acuerdo a los datos del IMSS, Enrique Martínez dejó, a finales de 2005, 496 mil 943 puestos de trabajo. Al 30 de septiembre de 2010, se contabilizan 553 mil 554 empleados en Coahuila. Esto es, sólo 57 mil empleos más, generados en cinco años de Jorge Alanís.

Coahuila demanda 23 mil nuevos puestos de trabajo, cada año. En cinco años deberíamos tener 115 mil más, que en 2005. Es decir, 612 mil afiliados permanentes en el IMSS. Quedan a deber, por lo menos 60 mil.

Nuestra entidad tenía la mejor calificación del país, por su solidez financiera, según las calificadoras internacionales. Ahora ya, no. Pasamos de Deuda Cero a más de 7 mil 500 millones de pesos de deuda pública de corto plazo. Y a más de 12 mil millones de pasivos a los proveedores. Se duplicó el gasto corriente. Todo esto bajo la gestión de Jorge Torres López, Javier Villarreal y Víctor Zamora, en la Secretaría de Finanzas.

Es cierto, que se construyeron más obras que nunca. Pero el presupuesto disponible fue el triple que con Montemayor. Y más del doble que el de Enrique Martínez.

El Gobierno de la Gente gastó un presupuesto de 130 mil millones de pesos en cinco años. El informe habla de 4 mil millones de pesos en 87 puentes. 5 mil millones en vialidades y 6 carreteras. 770 millones de pesos en la construcción de 14 bibliotecas o infotecas, 20 museos, cuatro teatros, y seis casas de la cultura.

Con tal cantidad de recursos y con un personaje tan dedicado e infatiga- ble como Humberto, la verdad es que esperábamos mucho más. Seguimos estancados en el quinto lugar en competitividad, somos el lugar 10 en Infraestructura y en Eficiencia Gubernamental, el 12 en Eficiencia para los Negocios, y el cuarto en Desempeño Económico. Según el reporte 2010 del ITESM de la Competitividad de los Estados.

Sus colaboradores fallaron lamentablemente. Humberto tuvo que salir a dar la cara por ellos en múltiples ocasiones, gastando capital político. Y sobre todo, rezagándose en logros estratégicos palpables.

El moreirismo no es un bloque homogéneo. Tampoco está integrado por personajes que se destacan por su lealtad o por su talento. El grupo compacto de Humberto, fue ampliado rápidamente por Rubén. Ingresaron oportunistas y muchos cartuchos quemados.

La nueva clase política del moreirismo, durante cinco años ha convivido en medio de pugnas y golpes bajos. Así, los hemos visto descaradamente sumados al futurismo político. Olvidando sus deberes y su respeto hacia el gobernador. Lo abandonaron, y ahora ya se ven en la estructura del gabinete presidencial, y dominando la escena nacional. Fueron un lastre para que el gobernador despegara y ahora se le quieren colgar, otra vez.

La sucesión de Coahuila, se ha entrampado como en ninguna otra entidad gobernada por priístas. Humberto, tiene mano para escoger a su sucesor, como la tuvieron los demás. Pero, los grupos dominantes de la cúpula del PRI, no aceptan aún, la candidatura de Rubén Moreira.

La carrera de Humberto por el PRI, y su irrupción como una nueva figura política nacional, han puesto los reflectores a nuestra entidad.

Si Humberto asume la presidencia del PRI, pondrá a Coahuila en el ojo de huracán, político y mediático, para las elecciones de julio próximo. Para bien o para mal, su trabajo será visto con lupa. Y vencerlo, en su entidad, se convertirá en un atractivo adicional a la Madre de Todas las Batallas, que se librará en el Estado de México.

A últimas fechas, a Rubén le ha sido más complicado avanzar. Desde hace muchos meses, ha estado colocado como el puntero absoluto y el natural, para suceder a su hermano. Al acercarse el “destape”, ha visto estrecharse su margen de maniobra.

De México, vendrán los términos de la convocatoria del PRI para gobernador. Ellos tienen la última palabra. El 4 de enero es la fecha clave. El gobernador, antes de esa fecha, deberá designar a su sucesor, o sucesores.

Si decide irse, tiene que nombrar a un interino, que quedaría descartado para ser candidato del PRI al Palacio Rosa. Además, deberá decidir si persiste en su intención de que Rubén sea el candidato. O de plano, activa el Plan B, lo que lo liberaría de todas las presiones, y le daría mayor capacidad de maniobra.

El interinato estaría entre Ismael Ramos y Jorge Torres. El Plan B, lo encabeza Jorge Torres, seguido de Luis Gerardo García Martínez. Aunque los expertos mencionan un escenario más desordenado, con posibilidades para Javier Guerrero, Oscar Pimentel y hasta para Jericó Abramo.

Tanto Humberto, como Rubén, han sido presentados como los mejores, para los puestos a los que aspiran. Ellos, y sus seguidores, han mostrado múltiples argumentos para sustentarlo.

Sabemos que en el PRI son expertos en conseguir al mejor candidato. Aunque, en muchas ocasiones, las decisiones favorecen, finalmente, al “Más Mejor”.

jjjeee_04@yahoo.com

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